Siguiendo mi Luna

Perdonen los oreres de ortografia pues estaba muy emosionada por subirlo


Capi 3

Comencé a bajar al salón donde me esperaban mis padres. Me sentí como una tonta pues ellos sonreían y Yo los miraba con todo el coraje que sentía en mi pecho. Como se atrevían a sonreír en un momento como este. No me intereso seguí caminando hacia el salón y salude cortésmente aunque quería sacarle la cabeza a varias personas.

-No muy buenos días- dije dándole una sonrisa sarcástica pues pensaba hacerlos sentir mal por lo que hacían- ya podemos desayunar

-Hija no te pongas de esa manera, es por tu bien- decía mi padre con tono de sabiduría que este momento no le quedaba nada adecuado.

Ni siquiera lo mire y segui caminando hacia el comedor. Cuando pase por el lado de mi madre me tomo por el brazo con una mano y acariciándolo con la otra, dándome un gesto de cariño. Si sentía su amor pero en este momento no eran sus manos las que quería que me dieran tales gestos.

-Todo saldrá bien no te preocupes- hablaba bajo paraqué tan solo yo la escuchara- pronto regresaras y te volverás a reunir con nosotros- no era exactamente con ellos, con quien quería reunirme.

El desayuno paso en silencio con excepción de los berrinches de mi sobrino que no quería comer. Pero me di cuenta de algo que en todo el desayuna Maria no esta. Habria ido a dejar la carta o estaba ocupada en sus deberes. Me puce nerviosa mas de lo normal y si abia ido y si el estaba allí esperándome. Como hiba a pensar q el estuviera allí, primero era muy temprano, segundo hacia dos semanas que mi madre se enceraba con migo en la biblioteca para asegurarse de que no me ecapara. No me dejaba respirar, me seguía hasta para dormir, pues siempre me dejaban en la biblioteca con Maria y como era de esperarse ella nunca me decía que no para Yo poder salir de allí. Tonta de mi ¿Como podía esperar que todavía fuera a esperarme, como? No avia ido en varios días. La cabeza me daba vueltas y me sentí desmallar.

-Hija estas bien- escuche a mi madre decir pero se hoia muy lejos- te pusiste palida.

-Pero madre ella es palida que mas se puede poner- se reia mi hermano

-No seas tonto mírala- la voz de mi madre era de preocupación

-Si no les molesta estaré en mi habitación mientras llega el carruaje- pedí mirando el piso

-Puedes marcharte- contesto mi padre

Me levante el mareo se avía ido pero no quería estar mas con ellos me dolía en suma cantidad. Subi a mi abitacion me sente en la orilla de la cama a llorar esta era la ultima vez que lo hacia, no me quedaría llorando todas las noches por algo que no era mi culpa. Bueno lo era quien me dijo que podía enamorarme, acaso Yo mandaba en mi, no eso le tocaba a mi padre y en todo caso a mi hermano mayor de no estar el. Me quede centada pensando que pudia hacer Yo ahora que todo estaba bien mal para mi. Me quedaría seis meses en un convento, eso lo puedo sobrellevar que tan horrible podía ser no mucho, me tendría que casar con sabe Dios quien, eso no tanto tansolo me basta huir de el todas las noches que pueda para que no me toque, y olvidarme de el eso iva a estar fuerte, si Yo misma no controlaba mis pensamientos como lo iva a hacer, bueno encontrare un modo. Pasaron horas y seguía pensando que pasaría con mi vida hasta que Maria entro en mi abitacion con cara de asombro y Yo no entendía el porque.

-Que pasa Maria por que traes esa cara pareces que has visto un fantasma- me tenia intrigada su rostro no parcia el de ella.

-Un fantasma no pero si a alguien- medijo y sonrio de manera triste.

-Lo has visto esta en el árbol- casi grite de la emoción al pensar que el me seguía esperando

-Si…… pero nunca pensé que fuera el…………. es tan..

-¿Qué fuera el? Maria explícate ¿Lo conoces?- la interrumpí lo decía como si lo conociera de toda la vida y como si fuera un error el que el hombre que Yo amaba fuera el

-Es mejor que no sepas, recoge las cosas el carruaje llego y debes irte- cambio con migo estaba triste, seria, con miedo de que Yo me enterara de algo

-Pero se la diste- le pregunte, sabia que lo avia visto pero no me dijo que se la entrego

-Si Yo nunca dejaría de realizar una de tus peticiones, además le informe que si quería enviarte una en respuesta me la diera, que Yo te la aria llegar- eso si fue una sorpresa y muy feliz, corri a sus brazos y la abrace lo mas fuerte que pude, ella si era como una madre, o por lo menos actuaba como una.

-Gracias Maria no sabes que feliz me haces, dentro del mundo de dolor que estoy viviendo- y era sierto era la única cosa feliz que estaba pasándome. Pensar que podría enviarle las cartas a el por medio de Maria era formidable

-No importa vamos ya vendrán por tus baúles- me tomo del brazo y bajamos

No había mucha gente tan solo mi madre y mi hermano, y se veía en sus rostros la tristeza que llevaban en ellos. Maria me apretó el brazo y me solto. Me dirigía despedirme, bueno eso era así lo había llamado el dia de la despedida. Le di un buen abrazo a mi hermano, lo apreté lo mas que pude y este a mi y con otro apretón me tomo en brazos y me hizo girar en el aire como niña pequeña . Mientras reíamos mi madre dio una pequeña tosidita para que terminaramos con el juego. Mi hermano me deposito en el piso y termine un poco mareada haci que me sostuvo del brazo hasta que se me paso.

-Pórtate bien no molestes a las monjas y no te escapes, que no se como las monjas castigan a las niñas irresponsables, salvajes y maleducadas- me desia mi hermano entre resas- no las vuelvas locas que tienes un buen don con esa parte. Volverías loco hasta Dios si te dejan.-

-No seas irrespetuoso tu- le interrumpió mi madre- bueno que tengas buen viaje sabes que debes de portarte como todo una dama representas a la familia real y debes de dar una buena imagen de lo que somos.- que mas podría pedir de mi madre ¿un no te vallas? No

-¿Es que no me piensas acompañar?- le pregunte muy curiosa es que ni siquiera me llevaría alguien me dejarían pasar sola todo esto

-Es mejor asi nada que te pueda hacer sentir que puedes regresar muy rápido- me dijo sin tomar aire- esa son las ordenes de tu padre

-No me esperaba menos de el, si se atrevió a casarme a la fuerza- le dije indignada

-Bueno basta ya y de jate de tonterías

-Tonterías para ti, pero para mi no lo son- se lo dije con todo el coraje que tengo dentro- bueno si las cosas son asi de que me puedo quejar, de nada no hay cambio. Maria acuérdate escribirme todas las semanas, por favor no te olvides de mi- le dije para que se acordara lo de las cartas de Cain- Yo te enviare las mías lo mas pronto posible- y la abrace muy fuerte y le susurre al oído- no se te olvide darse las a el- Maria tan solo asintió con la cabeza

-Ten cuidado mi niña y por favor aunque fue una broma hazle caso a tu hermano, no te portes mal- me decía tomándome de ambas manos entre las suyas

-Voy a tratar- y le giñe un ojo, no pensaba hacerlo, pero si tenia oportunidad me escaparía- no puedo prometer nada- y me reí de los rostros de ellos parecía que hubiera dicho una maldición.

-Pues trata con todas las fuerzas que tengas y no pongas en mal a la familia- me decía mi madre con un tono mordaz, y cuando me voltie y vi su rostro lo tenia de muerte, como si me quisiera matar con esa mirada.

-Vamos- le dije viendo a Maria nuevamente- al menos me acompañaras hasta el carruaje- y ella asintió con la cabeza.

Caminamos muy lento hasta la salida no sabía como iva a vivir con todo esto, pero sabría que algo se me tenía que ocurrir. Cerré los ojos y subí no lo podía hacer a pura conciencia, de los que estaba haciendo. Cuando estuve sentada sentí como el carruaje se movía y las lágrimas comenzaban a salir como la tormenta que sentía en mi interior. Cuando fui consiente de donde estábamos pasando, me salí casi por la pequeña ventana del carruaje. Y fue cuando lo vi estaba sentado en su caballo color caoba, con los ojos rojos, no podía decir de coraje o por estar llorando.

-Para- le grite al que conducía el carruaje- que pares no me escuchas

-No lo puedo hacer señorita, mis órdenes son claras nada de detenerse

-Si no paras me tiro y tendrás entonces que responder por los golpes que me dé, y te prometo y los que tu tendrás, serán mínimos a los míos- lo amenace- para- pero no me hacía caso- pues me obligas a tirarme- y abrí la puerta del carruaje, de repente sentí como el carruaje detenerse parece que el cochero se asusto a que yo me tirara. Baje corriendo lo mas rápido que pude hasta llegar hasta donde estaba el, viendo como el corría hacia mi sobre su caballo. Al verlo me quede quieta esperando que llegara hasta mi.

-Dime que es mentira, que no es verdad- me dijo bajándose del caballo y tomando mi rostro entre sus manos- dime que lo que dice la carta es mentira, que no te vas a casar con sabe quién. Dime que no es cierto- me repetía una y otra ves

-Es cierto- le dije entre el llanto y sollozos- pero no quiero, me están obligando, por ser mi deber como princesa de esta maldita tierra.

-No- grito- no lo puedo permitir, tu eres mía- me dijo mientras besaba mis labios. Sus labios eran dulce, suaves, y firmes ala ves; no podía describir con exactitud. Nuestro primer y último beso, ahora podría morir en paz, después de haber tocado el cielo, que me ofrecían sus labios.

-Y siempre lo seré- le dije despegándome de su agarre- pero por más que quiera quedarme con tigo y te juro que lo deseo con toda el alma, tengo que cumplirles a mis padres y su maldita palabra de compromiso.- cerré los ojos y mas lagrimas bajaban por mis ojos, estaba renunciando a mi vida.

-Dime quien es el maldito para matarlo- lo mire a los ojos en ellos encontré un coraje que jamás hubiera pensado que podría existir en sus hermosos ojos amarrillos.

-No, te matarían a ti primero, y con eso no podría vivir- le dije llena de miedo ahora por el , el pensarlo, muerto, herido o encarcelado me lleno de miedo y dolor.

-Prefiero eso a saber que eres de otro- me dijo, soltó mi rostro y poso sus manos en mi cintura, y me apretó a su cuerpo- he esperado demasiado para estar con tigo, para que e vieras de otra manera que no fuera de amigos, para ahora saber que nunca podre estar a tu lado, de la manera en que mi cuerpo lo pide.

-No lo agás peor de lo que ya es para mí- le dije dando un paso hacia atrás, me había rendido no podría pensar que le hicieran daño por tratar de estar a mi lado.- me tengo que ir, pero siempre estarás presente en mi mente y mi corazón.

-No te vayas por favor, no te alejes de mi- me dijo apretándome a su pecho y yo me sentí morir- por favor

-Tengo que irme, suéltame por favor si no lo haces podrían matarte y Yo …………. moriría con tigo eso te lo juro- le dije con voz áspera para que supiera que ya no estaba vacilando y que tenia control de mi misma y estaba claro para el que Yo si me daría muerte de proponérmelo.

-Está bien pero una última cosa- me dijo soltando su agarre

-Que

-Esto- y volvió a besarme, pero esta vez no fue suave, fue todo lo contrario, fuerte, posesivo, como si el mundo se le fuera a acabar y no tuviera el tiempo suficiente- que no se te olvide por favor, TE AMO

Me quede paralizada de la impresión, nunca esperaba que el me dijeras las palabas que Yo mas añoraba. Se dio la vuelta monto su caballo y empezó a alejarse. Respire profundo por última vez. El se estaba llevando mi corazón, mi alma, y mi vida con el. Corrí al carruaje me senté cerré los ojos y volví a llorar si antes odiaba mi vida, ahora la odiaba mas.

-Vámonos- fue lo último que dije

El camino fue larguísimo pero no me importo ya mi vida no valía nada sin el no tenia felicidad. Ya había anochecido y nos alumbraba una pequeña luz. En ese momento el carruaje paro.

-Ya hemos llegado señorita- anuncio el cochero

Había llegado, mi mundo había perdido hermosura y ya nada tenía sentido. MI vida acabaría cuando pusiera un pie fuera del carruaje.